la amigdalitis crónica caseosa tiene cura, y el tratamiento puede ser clínico o quirúrgico (idealmente quirúrgico).
en tratamiento clínico, gargarejos con soluciones higiénicas o una excelente higiene bucal pueden atenuar el problema, pero no lo solucionan. Los anti-inflamatorios van a minimizar los síntomas, pero tampoco son la cura definitiva. Si se mueve en las amígdalas tratando de sacar el caseum puede empeorar aún más la situación: no va a resolver el problema y puede causar infecciones. Después de confirmar el diagnóstico, la remoción de las amígdalas es la única manera de resolver la situación de forma definitiva.
La indicación de la cirugía es hecha por el propio paciente. La cirugía no es obligatoria si la molestia no es muy grande para el paciente. Si, sin embargo, el paciente quiere realmente resolver el problema porque la molestia ya es considerable, la orientación será la realización de amigdalectomía (retirada de las amígdalas).
La amigdalectomía puede realizarse de forma convencional o asistida por láser. Estos procedimientos, aunque formen parte de la rutina quirúrgica en otorrinolaringología, no están exentos de riesgos, tanto desde el punto de vista anestésico como quirúrgico propiamente dicho, en especial los sangramientos.
En caso de sospecha de amigdalitis caseosa, un médico (preferentemente un otorrinolaringólogo) deberá ser consultado para confirmación diagnóstica, orientación y tratamiento adecuados.
