la tratamiento para disnea se dirige a la enfermedad que la causó. Por ejemplo, si la causa es una malformación cardiaca, se trata con corrección quirúrgica; si es insuficiencia cardíaca, se utilizan diuréticos y otras drogas para mejorar la función del corazón; si es neumonía, se trata con antibióticos; si es anemia, se trata con transfusión de sangre; si es por shock, se trata con drogas que permitan la adecuada perfusión periférica, además de la reposición de suero fisiológico y sangre en algunas ocasiones.
Mientras que la causa de la disnea no se resuelve, es importante asegurar que el paciente tenga la oxigenación adecuada, a través del suministro de oxígeno suplementario, por medio de catéter o máscara. En algunas ocasiones, puede ser necesaria intubación orotraqueal y adaptación a un ventilador mecánico.
En algunos pacientes portadores de enfermedades crónicas, cardíacas y pulmonares, puede ser necesario el uso de oxígeno domiciliar.
El tratamiento de la disnea debe ser orientado por el médico que hace el seguimiento de la enfermedad de base (cardiólogo, neumólogo, etc.).
