El carcinoma basocelular se caracteriza por la presencia de un hueso o nódulo brillante en la piel, de coloración rosada o translúcida, a menudo con pequeños vasos sanguíneos en su superficie. Las lesiones pueden sangrar y formar heridas difíciles de cicatrizar, que normalmente se abren.
Sin embargo, los signos y síntomas del carcinoma basocelular pueden variar según el subtipo de esta forma de cáncer de piel. Las lesiones pueden ser planas y rojizas, similares a una reacción alérgica, o ser nodulares, brillantes, con tonos rosados o rojizos. Es común formar una corteza en la porción central del tumor.
En el caso del carcinoma basocelular pigmentada, puede haber formación de nódulos punteados con pigmentos. El carcinoma basocelular esclerodermiforme produce lesiones similares a las cicatrices con bordes mal definidos en la piel, mientras que en el carcinoma basocelular poco profundo se producen placas rojas y descamativas.
El carcinoma basocelular afecta principalmente a las personas de más de 40 años, de piel y ojos claros, de pelo rubio y que permanecen expuestas al sol durante largos períodos sin protección.
El tumor puede surgir en cualquier parte del cuerpo que sufra exposición constante a los rayos solares, aunque la gran mayoría de los tumores aparecen en la cabeza o en el cuello.
De todos los tipos de cáncer de piel, los carcinomas basocelulares están entre los que tienen mejor pronóstico, ya que crecen lentamente y la diseminación hacia otros órganos (metástasis) es muy rara.
Sin embargo, el carcinoma basocelular puede ser agresivo e invasivo, destruyendo los tejidos alrededor del tumor, incluyendo el cartílago y los huesos. Si no es diagnosticado y tratado precozmente, puede causar deformidades irreversibles.
El dermatólogo es el especialista responsable del diagnóstico y tratamiento de todo tipo de cáncer de piel.
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