No, siempre que sea debidamente tratada, la mastitis en la lactancia no es peligroso y no impide la lactancia materna, excepto por indicación médica.
La mastitis es una inflamación en los conductos de la mama que afecta principalmente a las mujeres que están amamantando. En la mayoría de los casos, las mastitis no traen complicaciones y presentan buena evolución.
La mastita suele surgir entre la segunda y la quinta semana de lactancia, generalmente en sólo una de las mamas. La infamación ocurre cuando la leche permanece en los conductos por tiempo prolongado o cuando las fisuras en el pezón actúan como puerta de entrada para bacterias.
De hecho, la principal causa de las mastitis es la infección por bacterias, siendo el Sestafilococo aureus responsable de más del 90% de los casos.
Aunque es más frecuente durante la lactancia, la mastitis también puede surgir en otros períodos. En estos casos, puede haber factores que favorezcan la aparición de la inflamación, tales como humo, diabetes, lesión en la mama y cirugías con cuadros de infección en el postoperatorio.
Los signos y síntomas de la mastitis incluyen enrojecimiento, hinchazón y dolor en la mama afectada, así como la presencia de un nódulo en el lugar.
El tratamiento de la mastitis comienza con el vaciamiento de la mama a través de una bomba específica. Para aliviar los síntomas, se recomienda aplicar compresas frías en la mama afectada. Sin embargo, para facilitar la salida de la leche en el momento de la lactancia, se indica la aplicación de una compresión tibia antes de que el bebé mamar.
El tratamiento de la mastitis también puede incluir medicamentos analgésicos, anti-inflamatorios y antibióticos. La cirugía puede ser necesaria en algunos casos para drenar el absceso.
Durante el tratamiento, no es necesario suspender la lactancia materna, excepto por indicación del médico.
El mastólogo es el especialista indicado para diagnosticar y tratar la mastitis durante la lactancia o en cualquier otro período de la vida de la mujer.
