la La intolerancia a la lactosa se diagnostica a partir de la correlación de los síntomas y aspectos clínicos del paciente con algunos pruebas disponible.
la prueba de intolerancia a la lactosa evalúa la capacidad de absorción de la lactosa por el intestino. El paciente ingiere, en ayunas, un líquido que contiene lactosa. El nivel de glucosa en la sangre se evalúa antes y después de la ingestión del líquido para comparar. Si no hay elevación de la tasa de glucosa en la sangre, la prueba se considera positiva y la intolerancia puede comprobarse a depender de la correlación de los síntomas clínicos.
Otra prueba que se puede hacer es prueba del hidrógeno expirado. En esta prueba, el paciente también ingiere, en ayunas, la sustancia conteniendo lactosa y, después de algunas horas, se evalúa la tasa de hidrógeno en la expiración. Cuando es alta, indica que la lactosa no está siendo adecuadamente absorbida por el organismo y, entonces, la posibilidad de la intolerancia a la lactosa es elevada.
Otra prueba menos utilizada es la medida de la acidez en las heces. Este examen se realiza a partir de las heces recién eliminadas por la persona. Cuando la acidez es elevada, hay gran posibilidad de ser debido a la intolerancia a la lactosa.
Estos exámenes pueden ser solicitados después de la evaluación clínica del gastroenterólogo, clínico / a general o médico / a de familia.
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