La cirrosis hepática es irreversible, siendo así tratamiento de la cirrosis tiene el objetivo de disminuir los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. El único tratamiento para la cirrosis que es potencialmente curativo es el transplante hepático, que se recomienda para sólo algunos pacientes seleccionados, ya que no está exento de riesgos potencialmente graves.
Hay tratamientos específicos, dependiendo de la enfermedad o condición que llevó a la cirrosis, por lo que es importante la evaluación médica para determinarlos.
En general, se recomienda para todos los pacientes con cirrosis: dejar de ingerir alcohol; la dieta balanceada, con 1 a 2 gramos de proteína, por kilo, por día, y puede ser necesario el uso de suplementos vitamínicos y de aminoácidos. Además, puede ser necesario el uso de diuréticos y propranolol, para controlar las complicaciones.
Es fundamental el seguimiento regular por médico gastroenterólogo o hepatólogo para el tratamiento adecuado.
