Meningitis fúngica raramente tiene cura y la tasa de mortalidad es alta, pudiendo llegar al 90% de los casos en las meningitis no criptocócicas. Personas con meningitis fúngica causada por Cryptococcus generalmente necesitan tratamiento por toda la vida (meningitis crónica).
El tratamiento de las meningitis fúngicas se realiza sobre todo con el medicamento antifúngico anfotericina B. Sin embargo, otros antifúngicos pueden incluirse en el tratamiento, como flucitosina, miconazol, ketoconazol y fluconazol.
La evolución de la enfermedad y la gravedad de los síntomas depende del estado inmunológico del paciente. En el caso meningitis criptocócica, la evolución del cuadro tanto puede ser lenta y durar meses o años, como puede ser fulminante o llevar a la muerte en apenas 2 semanas.
La meningitis fúngica puede ser hacer crónica debido al proceso inflamatorio continuo de las meninges (membrana que envuelve el cerebro y la médula espinal), pudiendo causar serias complicaciones, como hidrocefalia e interrupción del flujo sanguíneo cerebral.
La meningitis fúngica es más rara que las meningitis virales y bacterianas, siendo más común en pacientes inmunosuprimidos, como en casos de SIDA y cáncer, por ejemplo.
A diferencia de la meningitis viral y bacteriana, la meningitis fúngica no es contagiosa, es decir, no se transmite de persona a persona.
Más información en: ¿Meningitis es contagiosa? ¿Cómo ocurre la transmisión?
Los principales hongos causantes de la meningitis son Cryptococcus y el Coccidioides. Otros agentes fúngicos que también pueden causar la enfermedad incluyen Candida, Aspergillus, Histoplasma, Blatomyces y Mucor.
Los médicos infectólogo y neurólogo son los responsables del tratamiento de la meningitis fúngica.
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