La deficiencia de IgA puede tener cura, dependiendo de su causa. El tratamiento se dirige para prevenir o tratar las enfermedades que pueden surgir debido a la deficiencia de inmunoglobulina A.
Los pacientes que no presentan síntomas sólo necesitan seguimiento. Los casos de infecciones bacterianas se tratan con antibióticos, que también pueden administrarse para prevenir nuevos cuadros infecciosos en los casos más graves.
El tratamiento de la deficiencia de IgA puede incluir también preparaciones orales de inmunoglobulinas que contienen IgG y muy pocas cantidades de IgA debido al riesgo de reacción anafiláctica.
Las deficiencias de IgA derivadas del uso de medicamentos a menudo se resuelven con la suspensión de la medicación.
Personas que sufrieron reacción anafiláctica después de una transfusión de sangre o después de recibir inmunoglobulinas deben usar algún tipo de identificación para prevenir la administración de inmunoglobulinas y evitar así la anafilaxis.
La deficiencia de IgA está relacionada con defectos en una célula de defensa llamada linfocito B. Puede ser causada principalmente por factores genéticos, uso de medicamentos e infecciones virales.
A pesar de no tener cura en algunos casos, la deficiencia de IgA normalmente tiene una evolución benigna y muchos pacientes tienen una vida prácticamente normal, sin grandes problemas. El pronóstico tiende a ser peor cuando la persona desarrolla alguna enfermedad autoinmune.
El inmunólogo es el especialista indicado para diagnosticar y tratar la deficiencia de IgA.
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